"Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse" - Mario Benedetti
Lo siento, pero no hay argumento que me puedan ofrecer para explicar este tipo de cosas. Lo grave, es que seguro que se hace en más sitios.
Pues sí, lectores inexistentes, resulta que alguien en la Universidad Autónoma de Madrid ha tenido la genial idea de sacar tajada de la delicada situación laboral, económica... de la vida de mucha gente en resumidas cuentas. ¿Cómo?, preguntareis. Pues muy fácil. Se presentan un 220% más de gente a oposiciones, ¿no? Pues vamos a publicar un concurso en todos los medios y a cobrar una pasta por hacer el examen, y nos forramos.
He utilizado un lenguaje más apropiado para el personaje que tuvo la idea, porque gilipollas no sé, pero hijo de puta lo es un rato.
Me da igual que me expliquen 100 chorradas de por qué ocurre esto en estas situaciones, cobrar 26 euros por hacer un examen de 48 temas para una bolsa de trabajo (que no oposición) de la biblioteca de la UAM me parecería una salvajada si hubiera sido una convocatoria usual difundida en los medios normales, pero cuando se publica en los principales boletines y foros de biblioteconomía (IWETEL, DOCUWEB, BIBLIOPOS), boletines de sindicatos como el CSIT y otras cuantas fuentes, me parece rozar la inmoralidad.
26 euros por persona. Dirán que así consiguen que no haya avalancha de candidatos. Pues señores sinvergüenzas (calificativo amistoso), hay mucha necesidad, y 26 euros para intentar mendigar una plaza que no se sabe cuando llegará, si es que consigues ser de los primeros de unas 800 personas (en el mejor de los casos), duelen mucho.
Ya duelen 5 euros para las oposiciones del Ayuntamiento de Madrid. Seguramente otras administraciones empezarán a aplicar la "iniciativa UAM" para el ostigamiento del parado.
¿Campus de excelencia? Que el año que viene les regalen mierda de caballo.
miércoles, 17 de febrero de 2010
lunes, 15 de febrero de 2010
LOVE: Efecto Goya 2010
"El público, que es la gente para la que trabajamos, ha ido a ver nuestras películas más que nunca, y eso es un honor y un orgullo. No pensemos que somos mejores por eso. Pensemos que nos han dado una oportunidad. Hay que aprovecharla." (Alex de la Iglesia)
Quizá debería empezar diciendo que siempre he sentido un descontento (quizás "desencanto") en general por el cine de nuestro país. Hace unos años, y desde un abismo de desconocimiento por mi parte, no habría dado ni un duro por una película española. Si me remonto más años atrás, ni siquiera podía entender cómo una película en la que no hubiera explosiones ni efectos especiales pudiera tener algún tipo de valor (no pasemos a hablar de la economía, porque entonces me era indiferente), ni más aún podría haber calificado lo de Pajares y Esteso de otra forma que no fuera grotesco.
Pero es que hay que empezar a caminar y a entender. Primero a caminar, dando oportunidades. Cuando sólo consideraba defendible a Amenábar, tiré de filmoteca para ver a Buñuel, Berlanga, Almodóvar, etc... y claro... Descubres que antes hubo vida, y que la sigue habiendo. Y claro, vuelves a caer en la cuenta de la vinculación cine-sociedad-cultura y de que este país es irregular, por decirlo de algún modo, y que su cine no podría ser diferente. Sólo entendiendo lo que significó el destape en la sociedad española de los 70 y 80 puedes entender su éxito, y naturalmente a los ojos del niñato engreido que era (que por cierto sigo siéndolo en muchos aspectos), se creó el prejuicio: "cine de tetas".
Ojo. Una cosa es entender el origen y cometido de unas películas, pero que nadie espere que analice la calidad en la caspa creada por Ozores, ejemplo: "La Lola nos lleva al huerto". Y es que, lo que se veía, el cine popular, por así decirlo le sacaría los colores a cualquier espectador extranjero.
El problema es no saber ver más allá de eso. Y entonces se crea un sentimiento de infravaloración, una autocrítica de lo español, y del español para el español. ¿Pero cómo va a ser buena una película española? Esa "auto-vergüenza" aplicada a todos los aspectos de la vida tras la recuperación del país después de la dictadura, la misma espina que nos hace ser tan malos para los idiomas (algo extremadamente negativo que nos pasa factura, y que ya hablaré de ello). Eso mismo no pasó desapercibido para el cine, y aunque seguía habiendo mediocridad (me tomo el lujo de señalar a Bigas Luna o a Vicente Aranda con su pseudo-porno), cuando salía algo como "Volver a empezar" o "Belle Epoque" o "Tesis" o "El Día de la Bestia" o "Todo sobre mi madre", no era fácil creerse el reconocimiento.
Pero bueno, ¿qué es lo que ha cambiado en los últimos años? Mejor hablemos de lo que ha pasado. Y es que el cine español no es rival en las taquillas, salvo determinadas comedias o grandes títulos con pistoletazo de anunciación. Y aunque la escala de producción de películas es limitada si se compara con Hollywood, se hacen muchas películas. Y tras la auto-crítica surge la crítica pura y dura: "los cineastas españoles son unos caraduras, reciben créditos y financiación pública, y la calidad y éxito de sus películas son nefastos".
Llegados a este punto, voy a amarrar la senda que quiero tomar. No quiero llegar a concluir que las películas son mejores o que van saliendo películas mejores, sino que se empieza a mejorar la gestión del cine. El 2009 parece querer acabar con el género "españolada", y empieza a vender las películas a diferentes niveles. Por supuesto ha ayudado la variedad de las películas de este año pasado.
Y es que una industria que suele estar en crisis ha obtenido sus mejores números el llamado "año de la crisis". Hay que saber vender las películas. Y la gala de los Goya de 2010 me parece el mejor ejemplo de cómo vender el cine español, aprovechándo el tirón que ha dado la taquilla. No sé si es bueno o malo, pero los Goya se han oscarizado. Habrá que ver las cifras, pero apuesto a que se ha registrado un buen share de audiencia.
Y creo que gran parte de este nuevo enfoque se produce por la influencia de Alex de la Iglesia desde que preside la Academia del Cine, y puede que también tenga que ver lo ligado que está al cine este año el Ministerio de Cultura. Para la gala, han sabido aprovechar las películas de este año, no sólo con las nominaciones, si no a través de los iconos de estas, y de los iconos del cine y de la televisión que ya teníamos (Buenafuente, Pe, Bardem, la reaparición de Almodóvar para entregar el mejor director). No ha sido "el gran super-show", pero ha estado muy bien planteado. Había una gran producción de animación (Planet 51), la gran pelea de premios entre "Ágora" y "Celda 211", entrevistas previas a Lola Dueñas y Pablo Pineda, también teníamos "Gordos", la bien valorada "El Secreto de tus Ojos", lo último de Trueba, 2 comedias que han obtenido buenas recaudaciones, la segunda parte de una gran valorada en otra gala como fue Rec. Ha sido una gala entretenida de ver, que anima a ver aquellos filmes que no se han visto. Gran homenaje a Mercero, por cierto, que permite aprovechar el recuerdo de José Luis López Vázquez con "La Cabina".
Puede que las cosas sigan por buen camino tras los Goya de 'Malamadre'.
Quizá debería empezar diciendo que siempre he sentido un descontento (quizás "desencanto") en general por el cine de nuestro país. Hace unos años, y desde un abismo de desconocimiento por mi parte, no habría dado ni un duro por una película española. Si me remonto más años atrás, ni siquiera podía entender cómo una película en la que no hubiera explosiones ni efectos especiales pudiera tener algún tipo de valor (no pasemos a hablar de la economía, porque entonces me era indiferente), ni más aún podría haber calificado lo de Pajares y Esteso de otra forma que no fuera grotesco.
Pero es que hay que empezar a caminar y a entender. Primero a caminar, dando oportunidades. Cuando sólo consideraba defendible a Amenábar, tiré de filmoteca para ver a Buñuel, Berlanga, Almodóvar, etc... y claro... Descubres que antes hubo vida, y que la sigue habiendo. Y claro, vuelves a caer en la cuenta de la vinculación cine-sociedad-cultura y de que este país es irregular, por decirlo de algún modo, y que su cine no podría ser diferente. Sólo entendiendo lo que significó el destape en la sociedad española de los 70 y 80 puedes entender su éxito, y naturalmente a los ojos del niñato engreido que era (que por cierto sigo siéndolo en muchos aspectos), se creó el prejuicio: "cine de tetas".
Ojo. Una cosa es entender el origen y cometido de unas películas, pero que nadie espere que analice la calidad en la caspa creada por Ozores, ejemplo: "La Lola nos lleva al huerto". Y es que, lo que se veía, el cine popular, por así decirlo le sacaría los colores a cualquier espectador extranjero.
El problema es no saber ver más allá de eso. Y entonces se crea un sentimiento de infravaloración, una autocrítica de lo español, y del español para el español. ¿Pero cómo va a ser buena una película española? Esa "auto-vergüenza" aplicada a todos los aspectos de la vida tras la recuperación del país después de la dictadura, la misma espina que nos hace ser tan malos para los idiomas (algo extremadamente negativo que nos pasa factura, y que ya hablaré de ello). Eso mismo no pasó desapercibido para el cine, y aunque seguía habiendo mediocridad (me tomo el lujo de señalar a Bigas Luna o a Vicente Aranda con su pseudo-porno), cuando salía algo como "Volver a empezar" o "Belle Epoque" o "Tesis" o "El Día de la Bestia" o "Todo sobre mi madre", no era fácil creerse el reconocimiento.
Pero bueno, ¿qué es lo que ha cambiado en los últimos años? Mejor hablemos de lo que ha pasado. Y es que el cine español no es rival en las taquillas, salvo determinadas comedias o grandes títulos con pistoletazo de anunciación. Y aunque la escala de producción de películas es limitada si se compara con Hollywood, se hacen muchas películas. Y tras la auto-crítica surge la crítica pura y dura: "los cineastas españoles son unos caraduras, reciben créditos y financiación pública, y la calidad y éxito de sus películas son nefastos".
Llegados a este punto, voy a amarrar la senda que quiero tomar. No quiero llegar a concluir que las películas son mejores o que van saliendo películas mejores, sino que se empieza a mejorar la gestión del cine. El 2009 parece querer acabar con el género "españolada", y empieza a vender las películas a diferentes niveles. Por supuesto ha ayudado la variedad de las películas de este año pasado.
Y es que una industria que suele estar en crisis ha obtenido sus mejores números el llamado "año de la crisis". Hay que saber vender las películas. Y la gala de los Goya de 2010 me parece el mejor ejemplo de cómo vender el cine español, aprovechándo el tirón que ha dado la taquilla. No sé si es bueno o malo, pero los Goya se han oscarizado. Habrá que ver las cifras, pero apuesto a que se ha registrado un buen share de audiencia.
Y creo que gran parte de este nuevo enfoque se produce por la influencia de Alex de la Iglesia desde que preside la Academia del Cine, y puede que también tenga que ver lo ligado que está al cine este año el Ministerio de Cultura. Para la gala, han sabido aprovechar las películas de este año, no sólo con las nominaciones, si no a través de los iconos de estas, y de los iconos del cine y de la televisión que ya teníamos (Buenafuente, Pe, Bardem, la reaparición de Almodóvar para entregar el mejor director). No ha sido "el gran super-show", pero ha estado muy bien planteado. Había una gran producción de animación (Planet 51), la gran pelea de premios entre "Ágora" y "Celda 211", entrevistas previas a Lola Dueñas y Pablo Pineda, también teníamos "Gordos", la bien valorada "El Secreto de tus Ojos", lo último de Trueba, 2 comedias que han obtenido buenas recaudaciones, la segunda parte de una gran valorada en otra gala como fue Rec. Ha sido una gala entretenida de ver, que anima a ver aquellos filmes que no se han visto. Gran homenaje a Mercero, por cierto, que permite aprovechar el recuerdo de José Luis López Vázquez con "La Cabina".
Puede que las cosas sigan por buen camino tras los Goya de 'Malamadre'.
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