sábado, 6 de octubre de 2012

[HATE] El año que vivimos recortadamente (Parte 2)


Quizás haya esperado demasiado tiempo para continuar con esto. Mucho ha cambiado la intencionalidad de esta entrada doble, desde que escribiera la primera parte.

Siempre hacía un paréntesis para abarcar los nuevos acontecimientos que se han ido sucediendo en este 2012. Pero no hay tregua. Escribo ahora, que nos encontramos al borde del sometimiento final con el rescate europeo de esta decepcionante nación de nombre España. Ahora que el miedo ha ganado tras el 25-S. Ahora que, más que nunca, somos la cultura miserable que hemos labrado durante todo el siglo pasado.


En un principio, quería hablar del 15M. De cómo ha perdido fuelle. De cómo se ha ido colectivizando la protesta en función de los sectores que han sido atacados por los recortes de este gobierno de chiste. Por un lado los profesores, por un lado los mineros (qué será de estos), por el otro los bomberos, los médicos y demás personal sanitarios, los funcionarios (sin chistes), los trabajadores del transporte público, hasta la jodida policía... Todo lo público, todo lo social, toda la ciudadanía han sido abandonados a su suerte. Y sin embargo, todo lo público no es capaz de ponerse de acuerdo para protestar en conjunto ante un ataque común.

Manda cojones que las manifestaciones más multitudinarias estén encabezadas por los sindicatos. No puedo llegar a otra conclusión que la población activa de 35 años para adelante, se merece todo lo que le pasa y le va a pasar. A todos esos idiotas que creen  en ideologías. A los que se quedan en su casa porque eso no les atañe, porque eso no es solución y no es responsabilidad suya ofrecer ninguna otra. A todos esos imbéciles que llevan banderitas de la república y sacan pecho cuando se habla de la clase trabajadora. Os lo merecéis.

Nosotros, los que tenemos una perspectiva más joven e ingenua del asunto, no nos lo merecemos. No nos hemos merecido el castigo del desamparo y de un futuro en el que no tenemos lugar. No tenemos la culpa de que nuestros padres se hayan dejado engañar por la palabra democracia, y hayan cedido su responsabilidad civil en manos de la calaña que hace y deshace a su antojo.

Hederarán estas tierras, esas jóvenes lindezas criadas entre negatividad e indiferencia. Los criados con "Hombres, mujeres y viceversa" sin aspiraciones, ni hobbys, ni compromiso. Además de los que, con un poco más de consciencia, se dejan influenciar por los de siempre y acaban haciendo apología del mismo odio forjado en 1936.

Porque, señoras y señores, nunca. Repito, nunca, esta sociedad fue capaz de pasar página con el franquismo. No vengo aquí a soltar la misma parafernalia de siempre: lo de que si el NODO, que si la censura, que si los antidisturbios son los grises, no... Hablo de lo que colectivamente, nos configura con el gentilicio de español.

Si hay algo en lo que se ponen de acuerdo todos los medios (es decir, la voz de los caciques), es en cubrir de gloria la Constitución del 78, a la transición "pacífica" y la figura teomorfa del Rey, campechano como el que más.


¿Donde está la "paz" cuando se desahucia a una familia que ha sido estafada por los engendros de la todopoderosa Constitución?
 ¿Y cuando se ha permitido politizar de cabo a rabo a todos los órganos de la Justicia?

¿Dónde está el Rey cuando un cacique casposo se monta un parque temático para su disfrute personal y económico con el dinero y el esfuerzo de todos?

¿Qué clase de Constitución laica posibilita que los pesos pesados del Opus y la cristiandad se hagan con los mejores puestos del funcionariado, que sólo pueden ser heredados por sus familiares?

¿Qué clase de estado democrático exime de impuestos a dedo a clubes de fútbol, sectas y a empresarios estadounidenses con delirios de grandeza?

¿En realidad murió el señor del bigote, o nos volvimos ciegos con la cantidad de dinero falso que pasó ante nuestras narices alentado por una ola capitalista llegada del otro lado del charco y que ha acabado arruinando a media Europa?

¿Tiene el poder verdadero un gobierno que no tiene interés ni capacidad por juzgar a una panda de ladrones "mal llamados" banqueros que han expoliado a un país entero y se van de rositas?

¿Realmente es tan sagrada la Constitución cuando la han vuelto a redactar a su antojo hace escasos meses cuando gobernaban los socialistas?

Tan latente es la perpetuidad de la sociedad franquista que los que pactaron repartirse la tarta en la venerada Constitución, han cogido a sus hijos y los han colocado bajo un envoltorio y unas banderas de supuestas ideologías enfrentadas. El PSOE y el PP. Para que todo los que tienen la mente anclada en la herencia española del siglo XX sigan creyendo elegir entre republicanos y sublevados. Los buenos y los malos. Vencedores y vencidos. He aquí el maquiavélico éxito de la Constitución. Aprovecharse de la mentalidad del ciudadano español resignado a agachar la cabeza cuando así se lo ordenan. El buen español que "no se mete en cosas de política" porque quiere ser feliz sin inmiscuirse en los asuntos del alcalde.

Hablo del español que titubea cuando un policía se dirige a él. Hablo del español que critica a su vecino con argumentos imposibles para justificar su bondad. Hablo del español que se queda hasta las 10 de la noche en el trabajo porque "se lo ordena" su jefe, sin ninguna réplica. Porque España sigue siendo la España de los caciques y los bórregos. Porque España sigue anclada en la etapa franquista de miedo y corrupción. Del pan para los que saben sin saber de nada.

¿Cómo podemos formar parte de Europa? No lo sé. Su error fue dejar entrar a una calaña como la nuestra. Porque Europa puede hablar de utopías preciosas construidas por los ciudadanos. Pero no. Cuando se deja entrar a España en la UE, se abre la puerta a la calaña de los caciques, la casta de la caspa y la repugnante falsa moral de los que creíamos que tan bien nos gobernaban en democracia.

Y aquí seguimos. La misma panda de resignados gobernados por ladrones y subnormales. Recae cualquier peso de cambio o verdadera transición sobre los hombros de los que más hemos sido engañados. Los que no acontecimos al coche de Carrero Blanco haciendo piruetas en el aire, ni a la muerte de Franco, ni al pacto de poderes mal llamado "constitucional". Ni nuestros resignados padres quieren oir lo que tengamos que decir, ni nosotros mismos somos capaces de confiar en nadie.


Dejenme aventurar que hemos fracasado. Que esta generación no cambiará este país. No cuando unos se zancadillean a otros. El ego es muy grande para unirse a nadie. Estas son las frases estrella del fracaso: "Si el 15M es muy bonito, pero esos niñitos de papá gritan mucho pero no dan soluciones", "Yo me quedo en casa, que he estado trabajando todo el día, no como esos payasos que no han sabido esforzarse como yo", "El asesino Carrillo va al infierno, donde están todos los hijos de puta rojos" (visto en Tuenti y Twitter por champiñones de 15 años), "Quieren asaltar el Congreso, por tanto son terroristas"... etc. etc. etc. La ignorancia y la indiferencia son tan grandes que me abruman.

Pero no sólo hay que echarla la culpa a terceros. Si bien no se puede culpar a nadie, porque nadie quiere dar la cara como organización, el 15M, DRY, las asamblea de barrios, "Toma la calle", "Toma la plaza", "Toma el Congreso". Propuestas y soluciones hay muchas, pero no hay una cara palpable, no hay una figura, ni un discurso al que seguir... Sólo ciudadanos anónimos. Finalmente los que dicen que no representan a todo el pueblo, no están exentos de razón. En realidad representan el pueblo que deberíamos ser. Pero como no lo somos, acaba convirtiéndose en un catastrófico fracaso, como el del 25S. Que nadie se engañe, el número de personas reunidas antes el Congreso fue ridículo, sin entrar a hablar de los excesos policiales, porque los vídeos ya demuestran lo vergonzoso que fue todo.

 

Derrota. Sólo el caos, una verdadera caída del control caciquista al que la ciudadanía está sometida mediante el robo y la corrupción, puede permitir cimentar una vigas limpias y fuertes, y no sólo pura fachada como ha sido todo hasta ahora. Cuando eso pase, el verdadero descontrol de la acracia, nadie querrá la autoría, pero tampoco nadie permitirá a otro alzarse con el poder. Y seguramente, todo se vuelva a repetir en esta península de vergüenza.

Sólo soy capaz de preveer un país pobre lleno de factorías chinas que vienen aquí en busca de mano de obra barata. Lo único que puedo recomendar es sacar todo el dinero en efectivo posible cada mes, y llenar las despensas con latas de conserva.

martes, 7 de agosto de 2012

[HATE] Sobre 'Curiosity' y el sentido de la ciencia


Dejen, mis lectores inexistentes, de pensar en unos minutos. Olvídense de tweets, noticias, blogs, correos y/o cualquier otro proyecto personal que tengan en la pantalla del ordenador.

¿Mente en blanco? Bien, ahora miren a las estrellas. Vuelvan a la última vez que miraron al cielo de noche, en concreto la última en la que hayan podido maravillarse de las vistas, por encontrarse en un lugar alejado de la contaminación lumínica. Sepan o no localizar Marte, piensen en él. Ese puntito rojo, que es más brillante que la media de objetos celestes. Ahora piensen en sus montañas, cráteres y cañones oxidados, y cómo esa luz se refleja hasta llegar a nosotros en diez minutos con ese tono rojizo. Piensen que allí, en este preciso momento, hay un robot del tamaño de un todoterreno moviéndose en esa superficie; y que este prodigio de la ingeniería humana nos envía datos, sonidos e imágenes de lo que hay en ese desierto. Imágenes que nos permiten teletransportarnos a ese mundo. Hemos llegado a ese puntito rojo, a ese pequeño paraje del universo que tantos hombres y mujeres sólo pudieron señalar y tratar de imaginar lo que era, o lo que allí pasaba.


Aún teniéndolo tan claro en mi mente, a veces pierdo la perspectiva de esta realidad, por su magnificencia. Un proyecto de tal envergadura: enviar un vehículo de una tonelada a más de 567 millones de km. dentro de una cápsula proyectada por un supermisil, hacerlo atravesar la atmósfera marciana a 1.600ºC con una velocidad 21.000 km/h, frenarlo con el mayor paracaídas jamás creado para que una nave se despliegue, planee sobre la superficie, y deposite el vehículo con la precisión y suavidad con la que aterriza un helicóptero... 20 minutos después, llegaba un mensaje a la Tierra del jeep robot: "Curiosity operativo". Datos adjuntos 6 imágenes de lo que está viendo. Una de ellas, su sombra proyectada sobre un suelo de arena y rocas. La climatología es favorable. Comienza a avanzar con sus 6 ruedas. Su brazo mecánico examinará materiales con tecnología en tres dimensiones.





Es fascinante, es apasionante, es un hito, es... ¿Una tontería? ¿Un gasto de tiempo y dinero? ¿Una chorrada?

Tontería, chorrada, irrelevante, gasto innecesario con la que está cayendo. Esas son algunos resúmenes simplistas que rondan por la red, en relación al éxito de la misión 'Curiosity' de la NASA, y quizás se acentúa y se generaliza mucho la opinión del "gasto de dinero".

Bien, llegados a este punto, y desde el respeto hacia todas las opiniones, me gustaría hacer una análisis más profundo de los hechos. A mi entender, no nos encontramos con unos fuegos de artificio de feria y ya no se trata de satisfacer los egos nacionales de una carrera espacial. No hay mejor nombre que 'Curiosity' para definir la base que mueve a la actual NASA. La curiosidad. Pura. Sincera. Sin pretensiones. No sabemos nada de nada, no alcanzamos a entender el motor que mueve el universo, ni su origen. No tenemos respuestas. Y es el fin de nuestra existencia, el fin de las consciencia es el de obtener respuestas.
Cientos de religiones han tratado de darnos una razón de ser, por nuestra necesidad de saber. Durante muchas generaciones nos bastó con saber (con creer), y ahora es el momento de entender.


Sin embargo, el debate más directo parece simplificarse en: "hay que quitarle el dinero a la NASA, y dárselo a los afectados por la crisis". Aún creyendo que donando las recortadas subvenciones de la NASA, se podría solucionar el problema económico global al que se enfrenta la humanidad, ¿realmente qué nos aporta eso? Algún despistado dirá: "cortemos la inversión en ciencia ahora, y ya volveremos a investigar cuando haya dinero". Pero es que este no es un mero problema económico, el dinero no va a salir del culo de nadie. El problema es sociológico, y es más grave de lo que la mayoría está dispuesta a aceptar. ¿Realmente en qué medida sería positivos los 1.193 millones de dólares de presupuesto para la NASA en 2013? ¿Cuanto se quedaría en el camino de la burocracia, los chorizos y los arrimados, y cuanto llegaría a un comedor social?

Teniendo en cuenta que el rescate a un país de 2ª como España supone 100.000 millones de euros, que la gente de la NASA consiga el hito (sí: HITO) de 'Curiosity' con su presupuesto, es encomiable. Recordemos que los transboradores norteamericanos han sido dados de baja, y las misiones tripuladas a la EEI corren a cargo de la Soyuz rusa.


Pero vuelvo por donde empecé: ¿Cuál es la razón de nuestra existencia? ¿Autocomplacernos sin más, como especie? Una cualidad bastante detestable de algunos seres humanos es la de calificar de inútil un esfuerzo que no devuelve beneficios a corto plazo. No creo que nadie que defienda la exploración espacial espere encontrar una revelación universal de aquí a 50 años, ni mucho menos. Lo que tenemos que hacer es contruir el camino, ofrecer los medios, ladrillo a ladrillo para llegar al otro lado. Hay que intentarlo, tan sólo por el potencial que algo superior, o el azar, han depositado en nosotros. Nuestro objetivo debe ser entender, al igual que el hombre que tras muchos viajes dejó la cueva y la caza, y construyó y cultivó. Es ilógico hacer críticas a la NASA o a 'Curiosity', porque son nuestro principal puente al entendimiento de nuestra razón de ser, si es que la hay.

Obviamente, el gran reto al que nos enfretamos hoy en día es a nosotros mismos. Si el desenlace de esta crisis, como sociedad, como especie, resulta trágico, que nadie nos valore por no haberlo intentado, al menos. Intentado entender.

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(1) Recomiendo esta pequeña lectura: http://www.lettersofnote.com/2012/08/why-explore-space.html
Se trata de una carta de 1970 del Dr. Ernst Stuhlinger (director asociado de la NASA), en constestación a una monja que trabajaba en Zambia, que le había preguntado cómo se podía gastar tanto dinero en la investigación espacial habiendo tantos niños muriendo de hambre en el mundo. En esta carta, el Dr. Stuhlinger trata de explicarle las razones para gastar dinero en viajes como el de Marte. 

(2) Recomiendo también esta otra lectura, posteada por Rubén Díaz Caviedes en Jot Down, y en que la que ha explicado, bastante mejor y con mayor ironía, lo que aquí quería decir: http://www.jotdown.es/2012/08/ruben-diaz-caviedes-marte-espanol/

lunes, 30 de julio de 2012

[LOVE] El Bruce Wayne de Nolan

* Aviso de Spoiler (Recomiendo haber visto la trilogía de Batman de Christopher Nolan).

Si habría que resaltar algo del cine comercial (las películas que abogan por ser superventas) de lo que llevamos de siglo, yo señalaría a este nuevo genero: el de los superhéroes y la búsqueda de lo épico.

Esta obsesión por rescatar a los superhéroes, y descubrir a aquellos menos conocidos por el público general pero encunmbrados por la cultura freak (las llamadas obras de culto), comenzaría con X-Men. Dirigida por el prometedor Bryan Singer (Sospechosos Habituales) supuso un cambio en la forma de mostrar al héroe, su historia, la historia que nos cuentan y... al villano. Ya no se trata del bien contra el mal, y de las cosas chulas que pueden hacer los buenos y los malos. La fiesta siguió con Spiderman, y Hollywood se rifaba los derechos de los personajes del caldo del cultivo del cómic: Marvel y DC. A las dignas primeras partes de X-Men y Spiderman le siguieron secuelas muy lejos de la dignidad, y les siguieron Hulk, Daredevil, Superman, Catwoman, The Punisher, Los 4 Fantásticos, Linterna Verde y la titánica saga de Los Vengadores (Capitán América, Ironman, Thor, otra vez Hulk...).


Pero dejando a un lado a los héroes de cómic, el fallido regreso de 'Star Wars' y el brutal éxito de la adaptación 'El Señor de los Anillos' o 'Harry Potter' ha alimentado otra obsesión: la épica fantástica y la épica a secas. Y esta obsesión no se ha limitado a la adaptación de libros y cómics independientes. Parece que ahora una película con un mínimo de acción no puede alcanzar el éxtasis sin una escena de cámara lenta bajo lluvia o nieve, o sin que haya una batalla a puño o espada, afectando hasta el criterio del propio Tim Burton con esa vacía 'Alicia en el País de las Maravillas'. Las Narnias, los Eragorns, las Caperucitas, las Blancanieves... Así es como se acaban reescribiendo cuentos populares (otro nuevo subgénero). Pero entre las desafortunadas secuelas, los estrepitosos fracasos y otros experimentos de dudosa naturaleza, se pueden salvar excepciones de películas que han sabido dar el tipo como adaptación de un cómic. Reinventar lo que ya está hecho parece ser el patrón actual. Pero no he venido aquí y ahora a hablar de estas enfermas tendencias hollywoodienses.


Entre tantos exceso gratuitos, un hombre (creo) encontró el equilibrio entre el héroe de cómic y la épica mediante un nuevo lenguaje de acción. Era otra película de Batman... ¿Batman? ¿Más Batman? Recordar a George Clooney con esa armadura vampírica con los pezones marcados aún me revuelve el estómago. Pero hablaban. Oh sí, hablaban y decían cosas bonicas sobre este nuevo Batman, el Batman de Nolan y Bale. Que era oscuro, pero no del tipo oscuro fantasioso de Burton, sino oscuro oscuro. Y vaya, Batman Begins también supuso un nuevo subgénero dentro del género: el de explorar los orígenes del mito.

Quizás lo que más me impactó, de primera, fue el reparto de oro de secundarios: Michael Caine, Morgan Freeman, Gary Oldman, Cillian Murphy, Tom Wilkinson y... Liam Neeson. Sólo por Liam, una película ya merece la pena, pero seamos objetivos. Joder, qué bien llevado ese origen hasta el momento en el que la sombra del mafioso Falcone iluma el cielo de Gotham. Se respetaba y se mimaba al Batman original de la nueva hornada de cómics de Frank Miller, pero con una historia propia para el cine. Era más que correcta.

Luego llegó 'El Caballero Oscuro', y creo que el objetivo principal fue dar verosimilitud al escenario. Ya no hablamos de profundizar en el héroe y el villano, sino de introducirlos en un escenario más próximo a la realidad. Batman no sólo tiene que preocuparse por el malo, sino del sistema (con sus corrupciones, sus opiniones públicas y sus conflictos de intereses). Y el malo lo sabe, y lo usa en su contra. Todo ello acompañado de un estado de tensión continuo (vaya banda sonora) acicalado con intensas escenas de acción. Esa es la razón por la que el nuevo Joker funcionaba y sorprendía en cada una de sus apariciones. Ni siquiera Nolan podría haber previsto una interpretación semejante de Heath Ledger, pero lo que si sabía es que el que generaría controversia entre público era el Joker. Cada vez qué aparecía, volvían dos preguntas a la cabeza (¿Cómo? y ¿Por qué?). La explicación del porqué apenas se clarificaba y el cómo (el origen de esa mente enferma) nunca se llegó a explicar. Eso, y su no eliminación, me daba esperanzas de saber más en el cierre de la trilogía.


Pero Heath Ledger murió. Y dando por seguro que Nolan iba a volver a usar el comodín del Joker, he valorado mucho que no decidiera seguir con el plan A,sustituyendo a Ledger por otro. Nolan tomó el plan B, y decidió rescatar a Liam (aplausos). Sí, en la tercera entrega vuelve la Liga de las Sombras, algo que creo que sí pertenecía al plan A. Aquí es cuando empiezo con mi teoría: El Joker habría tenido una relación con la Liga de las Sombras, dando a conocer sus tormentosos orígenes. Bane (un villano muy decente, que creo que está siendo excesivamente criticado) habría sido necesario para liberar a Joker (y de paso al Espantapájaros). Ergo el lógico sustituto de Joker, parece acabar siendo el personaje de Marion Cotillard, con su revelación sorpresa final en la película.


La película me ha gustado mucho, pero he denotado una serie de detallitos que me han decepcionado.

1) Digamos que en 'El Caballero Oscuro' había abierto una visión más internacional y realista del escenario creado. Que un chino se ponía chulo, el puto Batman le perseguía hasta Hong Kong y le cazaba. En Dark Night Rises se encierran por banda en Gotham (NY), cuando Bane, tomando el control de Wall Street lo único que hace es quitarle el dinero a Bruce Wayne. ¿Perdón? Puedes poner el mundo patas arribas controlando la bolsa internacional y ¿sólo arruinas a un multimillonario por despecho? ¿Acaso no era el objetivo de la Liga de las Sombras, sembrar el caos para purgar a la humanidad? ¿Por qué esa obsesión por Gotham? ¿Por qué? Perdemos la lógica, en pos del tópico del villano, y reducimos todo a esa ciudad. No lo acabo de entender.

2) Cuando unos cientos de policias se acercan casi desarmados a varios mercenarios con armas automáticas colocados en posiciones superiores, ¿por qué demonios iban a acribillarles a balazos, pudiendo correr hacia ellos y liarse a mamporros? Lo curioso es que esa escena me ha recordado a la recurrente batalla medieval que usan en todas las películas fantásticas de ahora. Braveheart y los elfos hicieron mucho daño.

3) ¿Morgan Freeman (Fox) no se había enfadado con Bruce en la segunda? Aquí vuelve a aparecer como si nada, rompiendo con la consecución argumental anterior. No explication over here.

4) Joseph Gordon-Levitt. Lo siento, a mí me aburre. Me resulta cargante su predisposición a todo. Desde luego cumple con la expectativas de putita que tiene el personaje de Robin, a modo de mofa. Me sobra. Mucho mejor la incorporación de Hathaway.


5) Como dije antes, falta Joker. Aunque me contentó la breve aparición de Liam.

6) Una serie de tópicos tipo Jungla de Cristal: Una bomba nuclear (vamos, no me jodas), el previsible final (en cuanto a lo que Bruce Wayne se refiere), soy el bueno y me las follo a todas, o la ridícula muerte del malo.

7) Siguiendo con la razón nº 1, los malos carecen de un verdadero fin, más allá de la ¿venganza?

Disculpen la simplicidad del análisis de esta entrada.

lunes, 28 de mayo de 2012

[LOVE] Entre el cielo y Baltimore


Siempre me he considerado un "sopranista". Una persona con la fuerte convicción de haber encontrado en Los Soprano la producción televisiva definitiva. El drama interior shakespeariano de Tony Soprano, el estereotipo del italoamericano marrullero que refleja Paulie, ese Silvio parafraseando a Al Pacino, la falsa redención de Tony B., las reflexiones filosóficas (y desvarios alucinógenos) del sentido de la vida y de la muerte...


Sí. Con Los Soprano pusieron toda la pasión en el asador. Muchos productos televisivos merecen una apreciación especial. Desde grandes clásicos como Twin Peaks o Expediente X, hasta A dos metro bajo tierra, pasándo por El Ala Oeste de la Casablanca, Dexter, y llegando a las producciones de la HBO. La joya de la corona de las series, que últimamente nos brinda con uno de los mejores ejercicios de adaptación: Juego de Tronos.

Como decía, soy un sopranista. O lo era, ya no lo sé. El caso es que en mi vida se cruzó primero el bueno de Anthony Soprano, pero luego... Luego llegó McNulty. Y, detrás de su cuestionable trabajo policial, lentamente aprecias el absoluto genio de una obra sin precedentes. Si Los Soprano es el corazón de la HBO, sin duda, The Wire es el cerebro.

Pero... ¿Cómo definirla? ¿De qué va esta serie? ¿Es una serie policiaca? ¿Es un reflejo del narcotráfico de camellos negros y de yonkis? ¿Va acaso de política, de justicia, de estibadores portuarios? ¿Habla quizás de contrabandistas, de una crítica a la educación o del cuarto poder del periodismo?
Para contestar a estas preguntas, es necesario formular otra: ¿Quién es el protagonista en The Wire? ¿Jimmy McNulty? ¿Omar? ¿Stringer Bell? ¿Lester Freamon? ¿Tommy Carcetti? ¿Marlo?


Nuevamente no hacemos las preguntas adecuadas. Y es que no nos encontramos con una serie usual. No hablamos de tramas escritas para empezar y terminar en 40 o 50 minutos. Así que, desde mi punto de vista, erramos al definir o conceptualizar a The Wire como una serie televisiva. Cuando la ficción es mero complemento, cuando cada diálogo sólo obtiene un significado tras visionar con detalle varios capítulos (o incluso temporadas), cuando se recurre a gente de la calle en vez de actores profesionales; cuando ocurre todo esto, nos alejamos de lo que conocemos como serie. The Wire no es una serie, tampoco es ni de lejos un documental. Por su estructura, lo que tenemos es un libro. Un libro contado con imágenes y sonido, a medio camino entre la prosa y el ensayo crítico. Una lectura audiovisual con un desarrollo lineal, cuyo argumento no sigue patrones.

Por todo esto, The Wire plantea un reto para el espectador y para sus propios creadores. Para los espectadores, porque deben sudar para alcanzar a comprender y disfrutar todo el entramado de personajes y las relaciones entre ellos. Para los creadores, porque no sabían si ese tipo de espectador se iba a hacer notar dentro de la parrilla televisiva norteamericana, y si ese porcentaje iba a ofrecer cifras prometedoras para mantener la serie. La respuesta en su día, fue muy irregular. Mucha gente esperaba ver una versión afroamericana de la italoamericana The Sopranos, otros quizás esperaban ver un CSI de la costa Este, y mucha otra gente sólo entraba a mirar el escaparate para ver si les gustaba algo. Por todo esto, los comienzos fueron difíciles. Pero la HBO no acostumbra a apostar a caballo ganador. Y a pesar de la discreta respuesta de la audiencia y de las dificultades que puso el ayuntamiento de Baltimore, la HBO firmó una segunda temporada para The Wire, apostando por un caballo al que habían examinado concienzudamente y creían que merecía otra carrera. Después de esa temporada debut, la serie comenzó a salir de EE.UU., a la vez que fluía dentro de sus fronteras. Empezó a crearse esa fama del boca a boca que convierte lo meramente audiovisual en artículos de culto y clásicos generacionales. Y normalmente esa fama no sale por nada.

Cuando finalmente vemos en conjunto las 5 temporadas, es cuando uno admira la obra. ¿De dónde ha salido tanto talento? Como siempre, del trabajo de muchas personas, pero llama especialmente la atención el origen de sus creadores y guionistas: un escritor y ex-periodista del Baltimore Sun, un policía retirado que acabó dedicándose a impartir matemáticas en las aulas de la ciudad, un abogado y funcionario del ayuntamiento... Desde luego, hablamos de gente que sabe de lo que escribe.

La policía, por ejemplo. ¿Cómo hemos visto y cómo hemos seguido viendo a esas unidades de homicidios y antivicio de las fuerzas del orden estadounidenses? Los grandes clásicos de cacos y polis, Corrupción en Miami, Starsky & Hutch, Colombo, Canción triste de Hill Street... Han derivado en toda clase de historias de "bueno atrapa a malo", desde aquella lamentable serie de policias montados en bicicleta (Pacific Blue, creo), a los inumerables refritos mutados de CSI que rozan la ciencia ficción, con la que nos bombardean canales como Telecinco y Cuatro: CSI: Las Vegas, Navy: Investigación Criminal, Mentes criminales, CSI: Miami, Bones, Castle, Medium, CSI: Nueva York, Crossing Jordan, CSI: Valdemoro... Todas clones de sí mismas, cuyo argumento (y éxito) se basa más en las turbias relaciones sentimentales de sus protagonistas de ley (propias de culebrón), apoyándose con un toque de humor a tavés de un personaje excéntrico que suelta "carismáticas" frases de Sherlock Holmes. Comisarías limpias, modernas, con unos medios tecnológicos propios del CERN...

Llegados a este punto es cuando el curpulento Bunk Moreland pega un golpe sobre la mesa y pregunta a gritos "¿DÓNDE HA QUEDADO EL TRABAJO POLICIAL, JIMMY?". Sencillamente se ha perdido la costumbre de reflejar el trabajo de un policía, amigo Bunk. Por eso en ninguna de estas series verás a un detective discutiendo con los forenses para quitarse de en medio un asesinato y considerarlo muerte accidental, ni a un departamento al borde de la huelga, ni a un detective fumando un puro en la escena del crimen, ni la intromisión política en los asuntos de la policía producto de una cadena de mando corrupta. Tampoco verás en estas series una escena de la recontrucción de un crimen, en la que magistralmente sólo se usa la palabra "fuck":


En alguno momento alguien dirá: "¡Bubbles! ¡Bubbles es el protagonista de The Wire! Es como los campesinos de Kurosawa. Vemos la ciudad a través de él, que es lo más bajo de los estamentos sociales". No es una mala interpretación, pero Bubbles nunca pisa el ayuntamiento ni los grandes despachos, si bien se codea con policías, yonkis y asesinos. No. Bubbles es otro más. El que despierta más simpatía, puede ser. Yo creo que la intencionalidad de Bubbles es otra. Quizás, la de mostrarnos las barreras que levanta la droga sobra las personas que se ven relacionadas por ella, en este sistema que juega una doble moral con la ilegalidad de la droga. Unas barreras que se levantan altas, y encierra, sin posibilidades a todos los actores y estamentos que participan en él. Así tenemos a dos actores principales de la droga: Stringer Bell y Marlo, que en determinado momento se plantean escalar esas barreras y salir de ese mundo por todo lo alto. Y aunque pueden parecer muy similares, son radicalmente opuestos. Stringer Bell creía ser capaz de legalizar su negocio, de borrar su pasado y de codearse con los mueven el verdadero cotarro. Marlo se da cuenta, muy rápidamente, que su lugar es el único que ha conocido; al que realmente pertenece y encaja: la calle.
Curiosamente es el más débil, Bubbles, el que aparentemente consigue hacer emerger la fortaleza suficiente como levantar otra barrera sobre sí mismo, y escapar sin irse a ningún sitio. El mensaje es el mismo una y otra vez: el escenario es estático, y los actores se van jubilando. Siempre hay un Omar y cien Bubbles para cada Avon Barksdale.

Al margen de la calificación de serie de culto a escala mundial, para la gente de Baltimore, The Wire adquiere otro significado. Homenaje para algunos, insulto para otros, y una auténtica Biblia en los barrios del narcotráfico. Y es que gran parte de la población afroamericana alaba el acertado acercamiento a su modo de vida y, especialmente, a su lenguaje y hábitos de expresión. Según las declaraciones de un pequeño gangster de la zona, que tenía las 5 temporadas de The Wire en el DVD de su todoterreno: "Sólo en esta serie han sabido en qué momento y de qué forma un negro puede llamarle negro a otro negro". ¿Pero, cómo puede alcanzar un éxito internacional un retrato tan local, tan intimista? ¿Puede un ciudadano que no haya vivido en Baltimore entretenerse con una historia que parece "no apta para forasteros"?


Volvemos finalmente a la gran pregunta: ¿Quién es el protagonista de The Wire? Mal para quien busque un personaje. El protagonista y núcleo de esta historia es la propia ciudad de Baltimore. La ciudad de Baltimore. Con sus narcotraficantes, sus polícias, sus profesores, sus yonkis, sus putas, sus periodistas, sus ciudadanos, sus barrios, sus mil y una pequeñas historias. Funciona porque son las historias de esta y mil ciudades. Aunque sólo los ciudadanos de Baltimore puedan entender la rivalidad y los chistes entre Baltimore Este y Baltimore Oeste, el desamparo y el dolor de Bubbles cuando la droga ha consumido toda su vida es universal. Así como el callejón sin salida en el que viven Marlo, Michael, 'Bodie' o D'Angelo. Como los recortes en educación que debe hacer el ayuntamiento de Baltimore por una mala gestión anterior, como la corrupción arraigada a todos los niveles...

Porque esta es la historia de la urbe occidental de principios del siglo XXI, que bien podría haber sido Barcelona, Nápoles, Philadelphia, San Diego, Marsella o Liverpool. Ciudades en las que el valor humano está excesivamente devaluado. Ciudades donde las oportunidades de una nueva vida van desapareciendo. La melancolía y la apatía latente en la sociedad de nuestro tiempo difícilmente podría haber sido reflejada con mayor acierto.

Para la guinda final de este jugoso pastel, añadan una buena dosis de personajes carismáticos con grandes diálogos y una ficción tan bien mimetizada que nada deja de ser completamente verdad, y nada es completamente mentira. The Wire es, sencillamente, perfecta. Una estrella de talento entre el cielo y Baltimore.

miércoles, 23 de mayo de 2012

[HATE] El año que vivimos recortadamente (Parte 1)

¿Ha pasado un año? ¿De verdad? ¿Estáis seguros?

Sí. Que sí. Parece que sí. Cuan efímeros son 365 días, querido Sancho, y la de acontecimientos que pueden asaltarnos en ese periodo de tiempo, sin que el ritmo natural de las cosas cambie lo más mínimo.

Diría, más bien, que desde que un puñado de personas decidieron acampar en la Puerta de Sol el 15 de mayo de 2011, el ritmo natural de los acontecimiento ha puesto la quinta y nos ha atropellado a todos. Qué bonito fue, qué bonito continuó, y qué bonito sigue siendo el espíritu de este movimiento. Pero hago un corte drástico-reflexivo: ¿Realmente es "bonito" el adjetivo que debe llevar de la mano el 15M? ¿Para qué ha servido este intermitente año?

Cambio drástico-argumentativo: Llama loco a esta vuestra merced, Sancho, cuanto te diga que hace más de un año que vengo escuchando la COPE cada mañana, lo que me ha servido para rememorar todo lo que ha ocurrido de un 15 de mayo a otro. Y menudo año, amigo Sancho. Siéntate, y agudiza tu oído para oír este relato en primera persona:

Un alarde de vagueza y masoquismo. Así definiría los primeros minutos de mis mañanas de este último año y pico, en los que he estado a punto de degustar mi propia bilis fruto de la indignación. Han sido fases: empezó con impotencia y rabia, siguió con etapas de profundas carcajadas ante el disparate y últimamente he iniciado una fase de aceptación en la que ya me resbala habitualmente las memeces que llegan a través de la 999 KHz onda media.

Todo comenzó con aquel bombazo informativo: "El equipo de Carrusel Deportivo planta a la Cadena SER y se pasa a la COPE". Mi padre, un interesado del fútbol, cosa que sólo comparto en en su justa medida, cambió entonces la sintonización de la radio del baño. Una radio vieja, nada de presintonías. Cuál fue mi sorpresa al día siguiente, cuando acudo a mi visita rutinaria al baño para empezar el día y la cabecera, publicidad y voces habituales habían cambiado. No sólo había cambiado eso. Había cambiado el tono, el contenido y la supuesta objetividad periodística. Por aquel entonces, el discurso se centraba en descalificar al gobierno socialista y en pedir la dimisión de Zapatero.


Al día siguiente, la ruedecita de la radio, que no estaba habituada a cambios para no perder la calidad de recepción, fue objeto de la anarquía por mi parte. Me dediqué a buscar algo que me apeteciera. No me interesaba la SER, no me llamaba la atención Onda Cero, y no me atrevía a caer en los programas positivistas "humorísticos" de Europa FM o Cadena Dial. Tampoco quebranté mi norma de "los 40, jamás de los jamases". Por tanto, el resto de la semana estuve escuchando Radio 3.

Sin embargo, tras el fin de semana, la COPE volvió a mí, como las moscas a la mierda. Vuelvo al principio: llamemosle vagueza, vangancia o dejadez el no querer mantener una eterna lucha con mi padre por la radio, pero me pareció un experimento curioso tomar el rol de ese tipo de oyentes, esa España profunda susceptible de ser manipulada. Sabía que sería doloroso en cierta medida. No tanto como atarme al estilo de La Naranja Mecánica y ponerme varias horas a ver Intereconomía, pero repercusiones a mis ánimos, iba a haber.

Finales del 2010. Sí, la cosa se planteaba curiosa. Crisis, fin de legislatura... Pero nadie me había preparado para todo lo que iba a acontecer. Ha sido duro, lo reconozco. Mañanas en los que levantas la voz fruto del más profundo malestar e indignación por los rebuznos hirientes y malsonantes que se soltaban indiscriminadamente en esta emisora. En este año he escuchado faltas de todo tipo, comentarios personales manipuladores a cada titular del día y tergiversaciones manipuladoras.

15 de mayo de 2011: indiferencia y descalificación. Mofas del tipo: "estos niñatos lo que tienen que hacer es buscarse un trabajo" o "habría que lavar la puerta del Sol, así algún perroflauta aprende a ducharse". Después de la brutalidad en Barcelona, la cosa se puso más seria: "radicales de la izquierda más dura controlan el 15M y promueven la violencia sin control". El tono general antes de las elecciones: "Izquierda Unida y otros estalinistas mueven los hilos del 15M". El tono desde que Mariano gobierna : "el 15M es una herramienta más de la oposición socialista, al igual que los sindicatos". De órdago, vaya. Pero dejemos el 15M a un lado, para la segunda entrega de este post, y sigamos los acontecimientos cronológicamente.

El verano se acercaba, y ya se publicitaba el evento más importante de la historia de España. La razón de nuestra existencia y la del ornitorrinco: las magníficas JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD. A priori, el nombre me hacía pensar en un festival abierto con música, eventos culturales y actividades de todo tipo en Madrid. Pero no, eso no sería propio de ponerse en la COPE. Todo cobraba sentido: Madrid se preparaba para recibir a el Papichulo Benedicto y su horda de belivers. El especial informativo para las JMJ, por supuesto, no tenía precedente en la trayectoria de los especiales en el ámbito de las retransmisiones sectarias en directo. Hubo especial hincapié en justificar todos y cada uno de los euros empleados en la construcción de altares, despliegue de policía y personal sanitario, comida tirada de precio o servicios especiales de transporte público. Y no sólo los euros; pretendieron hacer justificaciones morales de lo que era la "buena juventud". No les salió demasiado bien, teniendo en cuenta la panda de extremistas que deambulaban por toda España con las camisetitas JMJ que les regalamos. Porque sí, amigos, aunque no lo dijo la COPE, un gran porcentaje de los supuesto adoradores de Ratzinger (curiosamente le adoran a él por encima de su fé o de Jesús), ni siquiera pisó Madrid. Se dedicaron a hacer turismo barato por toda España. Como el curioso caso de unos cristianitos voyeurs, que se dedicaban a mirar tetas en playas nudistas.
Por supuesto, desde el punto de vista de la radio preferida por la casta con caspa, las JMJ fueron un éxito y un privilegio para España.

Elecciones anticipadas: 20N. Entre el aniversario de la muerte de Franco y la victoria del PP, los bukakes y las orgías camparon a sus anchas en las redacciones de la COPE. Llegaba el cambio. El 21 de noviembre, España era una España mejor. Super Mariano nos iba a sacar a todos de la crisis. Cientos de gentiles y buenos españoles se agolpaban a las puerta de Génova para recibir un empleo de al menos 1.500 € al mes, para poder seguir pagando las casas del banco, los coches del banco, la tele 3D de 60'' del banco... En fin, optimismo. Esa es la idea que nuestros "coperos" querían instaurar en las mentes de los que les escuchaban. "No va a ser fácil, pero lo que hay que hacer como buenos españoles es apretarse el cinturón y aguantar, porque quejarse no va a servir de nada y sólo va a contribuir a empeorar la imagen de España". Traducción: "Joderos, que vais a pagar vosotros, y joderos en silencio para que toda Europa vea lo imbéciles que sois".

Qué bonita es la Navidad, sobretodo en un comedor social. Mientras tanto Rodrigo Rato se hacía manolas con billetes de 500 €, y Urdangarín usaba mondadientes de plata en Washington con un puesto de trabajo que no desempeñaba. Pero eso aún no lo sabíamos, no querían que lo supieramos, y lo que es peor, pensamos que era mejor no saberlo.

Recortando. Ba Da Bum Tsss! ¿Pero..? ¿No iban a mejorar las cosas con el PP? ¿Porque me quitan más de IRPF? ¿Por qué la universidad de mi hijo vale el doble? ¿Por qué debo pasar miedo porque me despidan para contratar a un chaval joven por la mitad? ¿Por qué sube tanto el transporte público y la gasolina? ¿Por qué me estoy viendo obligado a llevar a mi hijo a un colegio privado o concertado? ¿Por qué hay un trato tan pésimo en la sanidad pública? ¿En qué ayuda a mi situación económica que se nacionalice la fiesta del toro, se prohiba el aborto o se inicien campañas en contra de los homosexuales?
La frase tópica: disfruten de lo votado. Pero es que ni eso, la realidad es: disfruten de las mentiras que se han tragado. Por supuesto, ha habido un cambio en España. Un paso hacia atrás, y un salto global hacia el feudalismo del siglo XXI.

15 de mayo de 2012... [Próximamente en la parte 2]

lunes, 14 de mayo de 2012

[LOVE] Risasíntesis

El otro día ví un capítulo de la serie Modern Family. En él, Phil, el padre de familia de los Dunphy recibía en su casa para cenar, a modo de entrevista informal, a un exitoso empresario inmobiliario que planea contratarle.

Todo va bien para Phil, sólo que su futuro jefe (interpretado por Greg Kinnear) le tira los trastos descaradamente a su mujer, Claire. Le mira continuamente, alaba su belleza y se propasa con la guinda de besarla en la boca para despedirla. Sin embargo, Phil no ve, o no quiere ver, el asunto. Es más, Claire se lo dice abiertamente (que le besa en la boca, y le toca demasiado), y él piensa que está teniendo alucinaciones propias de alguna crisis estética femenina. Todo en la línea del personaje (uno de mis favoritos de la serie).
Pero la cosa sigue, ya que el "futuro jefe" insiste en que vayan a cenar a su casa. Claire en principio se niega, pero acepta ya que quiere demostrarle a Phil que el otro tiene las manos muy largas, y así despertar sus celos.
Resulta que el futuro jefe era muy abierto con todo el mundo, como pudieron ver en su casa, y Claire le tiene que dar la razón a Phil y admite que ha exagerado, con lo cuál decide apoyar plenamente a su marido y a su prometedora oferta de trabajo. Entonces el jefe empiezan a contar chistes y Claire se parte airadamente. Phil se pone de los nervios, se levanta, coje a Claire de la mano, y se va bruscamente ofendido.

Como ya vimos en Friends con Chandler y Monica, cuando Monica dice haber conocido al tipo más gracioso del mundo en el trabajo. Chandler se pone frenético. Tiene miedo. Se siente amenazado. Duda. Phil y Chandler son sintomáticos de Los celos por risas.


Efectivamente no es la primera vez que se refleja esta debilidad masculina (la considero masculina por la parte que me toca, aunque no descarto casos en mujeres) en la ficción. Y es que un auténtico "devorador de risas", no puede permitir que otro macho alfa del humor se cruce en el camino de su hembra.

Acuño el término "devorador de risas" para denominar al sujeto que aquí nos trae. El devorador de risas, como la mayoría de los seres humanos, nace como bebé. Se alimenta, crece, desarrolla una debilidad visible objeto de burla y acaba en el colegio. Aquí la naturaleza no tiene piedad, y marcará una personalidad que acabará blindando sus defensas a través de su mente. ¿Y qué es el humor, si no una forma de mantener afilada la mente?
El devorador de risas aprende a socializarse a través de la risa. Germina las relaciones en base a la reacción que ejercen sus sutiles payasadas. A menudo este sintetizador de diversiones engendra un narcisismo, que aisla involuntariamente a los que rechazan sus gracias, ya que no es capaz de iniciar una conversación interesándose por las aburridas vivencias de dichos individuos, a los que considera inferiores intelectualmente.

Entonces, un buen día una mujer especial se cruza en la vida de nuestro devorador. Esta alegre muchacha es incapaz de contener la risa con cada ocurrencia despotricada por el engulle carcajadas. Llegado el momento, esta chica se queda sin aire, no puede con esa broma. Pronuncia la frase definitiva: "no puedo contigo". En este momento nuestro glotón de los balbuceos lúdicos y contagiosos conocido como risas, ha alcanzado la cúspide de su risasíntesis. Se ha enamorado.

Por suerte para nuestro amigo hay un dicho popular que parece cumplirse inexplicablemente en algunos ejemplares extraordinarios del género femenino: "La risa abre más almejas que el agua hirviendo".

Et voilá! Obtenemos una bonita relación basada en el "indoor love", o amor de interior. Pero... Hay que preguntarse... ¿De dónde surge realmente la actitud del devorador de risas? Chocamos irónicamente con una de las mayores incógnitas de las revistas Cosmopolitan, Elle, Glamour y Cuore juntas: ¿Existe el hombre perfecto?

La fórmula ante las estrictas peticiones del género, nos lleva a especular con la existencia de algunos sujetos que podrían dar el pego. Ante esta tesitura, las mujeres tienden con el tiempo a lo que se llama falsamente "madurar", lo que es en realidad rebajar expectativas. Una vez bajado el listón, un devorador de risas puede suplir varias peticiones básicas: diversión, ingenio, comprensión, respeto, fidelidad... El factor rendimiento sexual queda ligado estrictamente a las habilidades del individuo, pero el aspecto físico será el detonante del principal inconveniente: la inseguridad. La fémina que acepta al ejemplar de la risasíntesis, tiene el defecto genético de no elegir al más fuerte. Y él lo sabe. La inseguridad será la constante común a partir de ahora.


Por tanto, alcanzamos finalmente el error de base: Reírse con otro. Una desgraciada calamidad equiparable a unos cuernos en toda regla. En algunos casos, acostarse con otro hombre podría llegar a ser menos doloroso. Se hiere el único punto fuerte del sujeto y se agita su autoestima.


Acabamos.


MORALEJA: Si es usted mujer y comparte relación sentimental con un macho beta que obtiene su energía vital de la risa de los demás, y especialmente de la suya, CUÍDELO. No se ría con otro hombre, ni le ofrezca carcajadas fingidas. Si bien es cierto que el hombre perfecto no existe, es posible que nadie, repetimos, nadie, vaya a dedicarle un mayor ímpetu por su bienestar, comodidad y felicidad.


Por otro lado, seguramente acabaría perdonándola.


Palabra de un devorador de risas.

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viernes, 10 de febrero de 2012

[HATE] Pagó el ingenuo

Cada día se manifiesta con más fuerza. Somos la generación de los pringados. Y hemos sido elegidos a dedillo, por puro placer de unos, y no por una inclemencia o una guerra.

Nos pusieron dibujos animados que alzaban banderas de honestidad, soliradidad, igualdad, defensa del medio ambiente y una justicia universal que imperaba por encima de la vil maldad.

Una moral inexistente. Una mentira. Una falacia que los ingenuos tendremos que pagar con nuestro exclusivo sacrificio.


¿Qué sacrificamos? Unos a sus familias y a su hogar, otros al nonato "estado de bienestar" y otros... Otros es posible que lo hayan perdido todo. Los hijos pródigos que no deberían volver a la casa de un padre que les ha engañado y dado la espalda.

Sin embargo, hemos creído la mentira hasta el punto de defenderla. Hemos adoptado la moral inexistente, que no la falsa moral de otros. En las pelis de buenos y malos, en las del blanco contra el negro sin grises de por medio, ahora nos dicen que la realidad es gris: ni los buenos son tan buenos, ni los malos son el demonio. Sin embargo, caímos en el error de adoptar la postura del color blanco, y la mierda (caspa, periodismo, "justicia"...) nos cayó encima con todo su peso. Ridículos quedamos, ridículos nos pintan y ridículo nos parece todo lo que pasa ante nuestros ojos.


Jueces perseguidos por poner la verdad sobre la mesa. La verdad incómoda del que nunca abandonó el poder, y de una corona, que vestida muy campechanamente, campechanamente hace evidente su poder, por mucho que el periodista de turno de la falsa moral pretenda hacer creer que no tienen ni dinero ni influencias.


En esos dibujos y películas, los malos, los que mataban, los que estafaban, los que anteponían su perspectiva de la vida a los demás; esos malos caían. Pagaban sus fechorías. Pero los puntos blancos en los que creíamos ciegamente, son violentamente apagados antes de arrojar luz. ¿Es necesario cotraponer nuestra realidad aquí? Por desgracia, creo que lo sabemos de sobra. La realidad apesta como las entrañas putrefactas de un cadaver a campo abierto. Nunca hubo voluntad de cambio, aunque se maquillaran palabra como democracia y constitución (en minúsculas, dado el valor que tiene).

Pero eso no es lo importante amigos. Ni mucho menos importa la destrucción de toda las reglas adoptadas para un mundo laboral equilibrado, ni lo que se está cociendo en el estrecho de Ormuz. Aquí la urgencia se halla fuera de nuestras fronteras, donde unos peleles afrancesado atentan contra el buen nombre de la orgullosa hidalguía española. Adjunto imagen de un filete con dudoso contenido de Clembuterol.