sábado, 30 de diciembre de 2017

[HATE] Episodio VIII: Los Últimos Fans


Allá vamos otra vez. Otra más. Van nueve. Quedan… Muchas... Quizás demasiadas. En varios momentos me he sentido como el único fan al que un largometraje de Star Wars al año le parecía peligrosamente excesivo. En estos momentos creo que puedo decir que el peligro es real. El refrán tiene más validez que nunca: lo poco gusta y lo mucho cansa. Aunque imagino que el cansancio generalizado no llegará hasta 2021. Por otro lado, la declaración de intenciones de Disney es clara: "dejad paso a las nuevas generaciones". Lo que no dicen es "metérsela doblada, que estos se lo tragan todo".

Había cambiado. Lo juro. Me prometí no crearme falsas expectativas. Cambié radicalmente mi tónica de preparación para el evento anual. Este año he pasado por alto toda clase de noticias, rumores, diseños de producción y spots. A pesar de ir con un 0% de hype en busca de la sorpresa y la emoción, Los Últimos Jedi me ha dejado completamente frío. Ha sido tan inesperado como desalentador. Ni amor, ni odio. Un visionado carente por completo de emociones.



Donde la primera media hora de El Despertar de la Fuerza y la última de Rogue One me hicieron vibrar, Los Últimos Jedi no ha conseguido transmitirme nada más allá de la incredulidad con los próximamente muy recurrentes “giros inesperados”. Sin embargo, voy a decir algo poco habitual en una crítica de baja estofa como la mía: la culpa es mía y sólo mía. Creía que no, pero mi situación personal y mi bajo estado anímico han influido negativamente en el disfrute de esta cosa que siempre me ha alegrado la vida, que es Star Wars. Es desolador, pero ahora me doy cuenta de que llevo meses sin disfrutar de una película, serie o libro. No tengo ningún problema en decir que Star Wars es una parte importante de mi vida. Ha rellenado huecos importantes con ilusión, sonrisas e inspiración, como mi principal evasión de la realidad. Por eso me está siendo tan duro asumir que una nueva entrega de la saga me haya resultado indiferente, y espero que la segunda sesión cambie mi parecer. Pero insisto, estoy claramente condicionado por mis circunstancias, por lo que no me atrevo a hablar de una mala película ni a desmerecer el trabajo de Rian Johnson.


AVISO DE SPOILERS: No leer hasta haber visto la película


Llegados aquí, no me queda otra que reconocerlo: a día de hoy, la película no me ha gustado, o no me ha gustado lo suficiente. Un 6 en Filmaffinity la coloca a la altura de La Venganza de los Sith y Rogue One, en mi ranking personal de la saga, sólo por encima de El Ataque de los Clones. Y lo digo con todas las consecuencias porque parece ser que, hoy en día, decir esto te acarrea una serie de etiquetas negativas. “Eres un hater, un criticón sin argumentos, un listillo, un prisas…” He leído frases del tipo: “Si no te ha gustado, es que estás equivocado, porque tus argumentos en contra hacen agua enseguida”. “Os ansiais en criticar, pero el tiempo pondrá esta película en su lugar”. “No habéis entendido la película, criticáis sin saber”. Mi pregunta es, ¿desde cuando tiene que venir nadie a decirte que tu opinión personal es errática? ¿Por qué reclaman argumentar las críticas los mismos que no son capaces de argumentar sus valoraciones positivas? Siento joderle a alguien su percepción de la realidad, pero Star Wars no les pertenece. Star Wars ni siquiera pertenece a Disney. Star Wars dejó, incluso, de ser de George Lucas desde el momento en que autorizó a otros autores a escribir sobre ello, y me atrevería a decir desde el mismo momento en que cualquier persona se pusiera a imaginar qué ocurría más allá del planeta Tatooine. Star Wars es de todos y cada uno de los que hemos soñado con sus personajes y mundos, y hemos ido más allá de lo que hemos podido ver, leer y jugar. Por tanto es legítima cada opinión. Y eso es lo más maravilloso de la subjetividad humana, y lo que precisamente hace a Star Wars algo tan grande. Yo no voy a criticar lo que no me ha gustado porque no sea “la película que yo me he montado en la cabeza”, como dice determinado sector, critico lo que, a un juicio más objetivo, discrepa de lo que nos han estado vendiendo (las incoherencias dentro de su propio producto) y critico incongruencias argumentales tan evidentes que alguien como yo, un completo ignorante del guión cinematográfico, puede detectar. Hablo de determinados aspectos fallidos en cuanto a la coherencia y la cohesión de este universo, algunos heredados del Episodio VII y otros nuevos en cuanto a los escenarios elegidos para desarrollar la trama. En definitiva, trato de opinar con toda la objetividad posible.

Quiero y deseo disfrutar del Episodio VIII la próxima vez que la vea. Confío en ello, porque a día de hoy me desdigo de muchas cosas que he comentado sobre las anteriores películas, y descubro mi propia flexibilidad crítica. Hoy, por ejemplo, la banda sonora de Rogue One no me resulta ni mucho menos pésima, como me pareció inicialmente (aunque la fanfarria principal me sigue rechinando como las persianas de mi vecino). Incluso he llegado a perdonar que Han Solo salga del hiperespacio a pulso para evadir un escudo planetario (eso sí que era, lo reconozco, quisquilloso de cojones). Por eso, igual que acepto que alguien diga, en su opinión personal, que Los Últimos Jedi está por encima de El Imperio Contraataca, pido un poco de entendimiento a los que defienden la película. Si queréis leer estas palabras, os invito a la auto-crítica (“analizad vuestros sentimientos, sabéis que es verdad”).

Así que, aunque pueda excederme en algunas palabras que más adelante pueda rehusar, y bajo el compromiso de no analizar a los porgs y a las monjas jedi, procedo con mi análisis de la criatura fílmica.


Lo positivo / el positiu:

  • Batallas espaciales y un CGI de gran calidad
Quizás el único personaje que no requería más profundidad que la de mostrar sus dotes tras su carta de presentación era Poe Dameron. El bravucón y osado piloto se luce en los primeros compases de la película y protagoniza algunas escenas espaciales maravillosas. El buen look de todos los efectos especiales será un común denominador en toda la película, desde la evacuación de la base de la Resistencia, pasando por la estampida en Canto Bight y la pseudo-batalla de Crait. Pero al fin y al cabo, un buen CGI es lo mínimo que se le puede pedir a una producción como Star Wars, aunque algún porg alce el vuelo con efectos de transición de diapositivas de Powerpoint (ojo cuidado, que no diré nada más de los porgs).


  • Luke Skywalker, maestro jedi
Aquí tengo que ser sincero. Luke era el principal atractivo de la película. Debería serlo para cualquier fan conocedor del Universo Expandido. Mucho se ha especulado sobre por dónde irían los tiros con este Luke. Se había dejado intuir una especie de jedi gris, un estudioso de la Fuerza desligado de cualquier doctrina. Oye, pues aplaudo el resultado, eso sí, en la misma medida en que lamento el poco tiempo que hemos disfrutado de él. Sus escenas son las más interesantes y mejor escritas de la película, junto a las conexiones de Rey y Kylo. Aunque, como nos dejaron ver los tráilers, no sorprende que nos fuéramos a encontrar con un Luke rendido o trastornado, me ha llamado mucho la atención el oírle hablar con desprecio de la Orden Jedi. Su evolución a lo largo de la trama es consecuente, y me un gran final para la leyenda. A pesar de todo, su paso por la trilogía es tremendamente agridulde, ya que al final su trascendencia es prácticamente nula. Es triste que pase su final y su redención exiliado en una isla. Te quedas con la espina de no poder verle en su apogeo, de ver al gran maestro jedi que se hizo a sí mismo, en todo su esplendor. Pero aquí radica el momento más emocional de la película. Aceptar que todo lo que le quedaba por hacer era ceder el legado y hacerse uno con la Fuerza en un atardecer.

Los grandes momentos de la película son, a mi parecer, sus reencuentros con Chewbacca, R2, el Halcón y Leia.

  • Super-Leia
Nunca sabremos qué era lo que el Episodio IX le deparaba a Carrie Fisher. Trata de adivinar cuál iba a ser su papel, por desgracia, carece de sentido. Iba a ser su película. Los Últimos Jedi era la película de Mark Hamill. Y a pesar de ello, he visto brillar a nuestra princesa.

Aunque no lo creais, no, no tengo ningún problema con la escena controvertida en la que Leia se desplaza por el espacio a lo Supergirl. Y es que tenía muchas ganas de verla usar la Fuerza. Su peso en esta película es bastante grande, y ese reencuentro con Luke…

En fin, un sentimiento puramente agridulce, porque todo lo que se potencia de Leia aquí no verá una evolución en el cierre de la trilogía. Hasta siempre, princesa.


  • Introducción del personaje de Rose para dar sentido al de Finn
Aunque puede ser interpretado como crítica, ya que la ausencia de carisma de Finn les había dejado en punto muerto sobre cómo reconducir al personaje en el VIII, me ha parecido inteligente convertirle en el complemento del verdadero personaje interesante aquí, que es Rose. Obviamente Finn, un personaje bastante vacío como para actuar por sí mismo, se quedaba sin función, al no poder volver a interactuar con Rey inmediatamente ni disponer de Han Solo para apoyarse en él. Al margen de la trama sin sentido en la que se ven metidos, Rose consigue que todo funcione mejor en el casino y posteriormente. Sin ella, habría sido difícilmente digerible. Un acierto para mí, tanto la actriz, como su personaje, en representación del idealismo de la Resistencia.


  • Canto Bight y el concepto de una élite ajena a los conflictos bélicos
Uno de los conceptos nuevos que nos abre la película es el de la reunión en el casino de Canto Bight de una élite galáctica formada por ricos y magnates de la industria armamentística, a los que la destrucción del sistema Hosnian y el alzamiento de la Primera Orden les es completamente ajeno (en todo caso, lucrativo). Considero positivo un acercamiento a una galaxia que no tiene sólo tiene un enfrentamiento entre dos bandos. Al igual que resulta interesante el quebrar esa ingenuidad de los jóvenes protagonistas al descubrir un mundo más allá de su lucha, en el que el bien y el mal adquieren caras diferentes. La atmósfera heterogénea del casino en cuanto a seres y especies también es destacable, aunque sigo opinando que Disney aquí se quiere desmarcar mucho de Lucas en cuanto a que en las películas Disney no vemos a las típicas especies del Star Wars de Lucas ni a las asociaciones entre estas. Aquí todo es nuevo. Nuevas especies por todas partes. Por un lado cumple su objetivo de dejar en el olvido a las precuelas (un producto con el que cargan a desgana en la compañía), y por otro, se ve satisfecha la obsesión por mostrar diversidad racial (y entre especies), que roza lo enfermizo en la casa de Bob Iger. Quiero decir, ¿qué hay de malo en mostrar un grupo de duros o de ithorianos? Porque meterán millones de seres nuevos en estas escenas con la excusa de que la galaxia es muy grande, pero luego la historia la limitamos a tres ubicaciones muy pequeñas. En fin, al menos mereció la pena por el pequeño ludópata borracho que confunde e BB-8 con una tragaperras.





Lo negativo / el negatiu:


  • Los antecedentes requieren necesariamente un salto temporal
Una de las primeras cosas que se confirmó sobre el Episodio VIII, antes incluso del título, es que la segunda parte de la trilogía empezaría exactamente donde nos quedamos en el VII. Esto suponía una ruptura en la estructura temporal de la saga, en la que siempre se sucedía un lapso de meses o años entre cada episodio, permitiendo que las tramas maduraran por sí solas y dejando para las película el conjunto más reseñable de acontecimientos. Saltarse este patrón, seña de identidad de la casa, precisamente en la trama que más lo necesita, hacía augurar numerosas inconsistencias. La primera, la más grande e imperdonable, es que Rey ha carecido por completo de entrenamiento jedi. Acepto que mostrar un entrenamiento al uso (como el que se pudo ver en El Imperio Contraataca o las precuelas), sería repetitivo, por eso era tan importante dejar pasar qué menos que un año. Algo, cualquier cosa, en lo que se pueda apoyar el hecho de que Rey sea el legado de los jedi sin ser un jedi en ningún momento. La única lección que se puede ver en pantalla es la de percibir la Fuerza y el orden que ejerce sobre la vida. Aunque se obviaran clases de esgrima, de levitación, de meditación, toda la trama principal es la persecución de la flota de la Primera Orden sobre los restos de la Resistencia. ¿Qué son? ¿Unos días? ¿Una semana? Esto no trata de cómo la gente se imaginaba que sería la historia, hablamos de uno de los principios fundamentales de este universo y perfectamente canónico, que es el hecho de que un entrenamiento jedi básico requiere mucho tiempo. Y el entrenamiento completo, años. Sí, Luke también contó con un entrenamiento directo muy reducido, pero tuvo años de estudio, aprendizaje y contemplación. No creo ser puntilloso con este aspecto, es demasiado evidente como para obviarlo. El que no quiere verlo es porque se ciega deliberadamente.

También habría sido interesante darle un tiempo al resto de personajes. Un Poe Dameron agotado por la pérdida de compañeros y de la constante huida, mientras la Resistencia no encuentra apoyos contundentes con los que hacer frente a la Primera Orden. Un Finn que se recupera de sus heridas, mientras un sector de los rebeldes le desprecia por haber sido soldado de asalto (en fin, algún conflicto real para el personaje).

En resumen, la decisión de seguir la línea temporal de forma inmediata limita muchísimo las posibilidades de la película. Con eso ya contaba desde hace tiempo. Sin embargo, tenía la esperanza de que pudieran enfocarlo con creatividad o con un guión trabajado. Todo ha sido llevado por la vía fácil, volviendo a los fantasmas del Episodio VII: falta de coherencia y de contexto (como sigo a continuación).



  • Escalas reducidas, tramas pobres y descontextualización como bandera
Igual que hizo Abrams en El Despertar de la Fuerza, el Episodio VIII se cierra en banda a la galaxia, y reducen la escala de un conflicto de grandes proporciones a una persecución de cuatro naves. Empezar con los cuatros gatos de la Resistencia te condiciona a ello. Lo asumo. De hecho, se transmite un sentimiento de desesperación bastante logrado. Pero… ¿Eso es todo con lo que cuenta la Primera Orden? ¿Cómo es que no tienen suficientes cazas y bombarderos como para atacar a las naves de la Resistencia que huyen? ¿Se asume que el resto de su flota está tomando el control de los sistemas centrales? ¿En serio que la prioridad de Snoke era perseguir personalmente a los pocos supervivientes de la Resistencia para darles el golpe de gracia? ¿No sería más lógico que acudiera a tomar el control de la galaxia, por ejemplo conquistando Coruscant, Corellia, Chandrila o Kuat? Como nada de esto es así, podrían ahorrarse las grandilocuentes palabras de los créditos iniciales, porque la película las ridiculiza. Las dimensiones del conflicto son irrisorias.

Luego están los problemas de comunicación que tienen en la Resistencia. A pesar de tener unos bombarderos que son capaces de dejar caer sus cargas explosivas sin gravedad, deben de disponer de naves muy anticuadas para necesitar de una base planetaria para mandar un mensaje de SOS. Cualquier crucero de las guerras clon podía comunicarse con el otro rincón de la galaxia en cuestión de segundos, pero la única salvación de la Resistencia es establecerse en una base con comunicaciones para pedir ayuda a sus “aliados del borde exterior”. Asumamos que sus antenas han sido dañadas. ¿Qué tal si en lugar de mandar a Finn y a Rose a una misión chorra en un casino, les mandas a buscar ayuda? Incluso podrías enviar a varias naves pequeñas, para confundir al enemigo y tener más posibilidades de éxito.

Vamos a ver, entiendo la intencionalidad de la trama. Muy bien, deben llegar a la conclusión de que, por el momento, están solos, y que la esperanza debe de ser sembrada de nuevo. Vale. Llevamos dos películas sin saber cuál es el clima real de la galaxia. Se han obcecado en decir que la Starkiller destruyó la República. No. Destruyó la capital de la República. ¿Qué pasa con los planetas del borde medio? ¿Qué pasa con los Restos imperiales del núcleo? ¿Los grandes aliados de la Rebelión han desaparecido? ¿Mon Calamari, Sullust, Kashyyyk, Chandrila..?

En serio, hace falta muy poquito para dar contexto. Una maldita frase puede valer su precio en oro. Sin el contexto, se pierde la dimensión y la epicidad. Y sin coherencia, acabas recurriendo a tantos “deus ex machina” que roza el insulto al espectador y al propio universo en el que se desarrolla.



  • El recurso del niño esclavo de Canto Bright
Siguiendo este hilo. Si lo que quieres es transmitir la idea de que la esperanza vuelve a surgir en la galaxia, el recurso de los niños esclavos hablando de las proezas del maestro Luke Skywalker queda resultón, pero nuevamente nos quedamos cortos en escala. Lo que la Resistencia necesita son aliados y recursos inmediatos, para dar pie a cualquier tipo de trama para el Episodio IX (en la cual, sinceramente, no sé muy bien qué es lo que van a contar, visto lo visto). Creo que ya nos ha quedado claro que esta trilogía va del cambio generacional, de que toca dejar el legado, de que nuestros héroes clásicos ya terminaron su camino tiempo atrás (“mata al niño, mata al padre…”) y que no van a aportar gran cosa en esta nueva historia de Rey, Finn y Poe.

La escena de los niños no era necesaria en esta película. El niño barrendero sensible a la Fuerza mirando al horizonte con el tema de Binary Sunset, en este momento de la trilogía, supone utilizar un refrito de recursos para meter un “guiño” con calzador. Me gustaría advertir del abuso del uso de este tema musical, ya lo he dicho antes. Lo poco gusta, lo mucho cansa, y el Binary Sunset (el tema de la Fuerza) empieza a sonar estridente si lo usan en los climax de cada película, tráiler, videojuego, audiolibro, juguete con sonido, etc, etc, etc...

Volviendo a la necesidad de la trama, ¿qué nos importa vislumbrar a un futuro jedi dentro de X años? Que a ver, el recurso (la “idea”), no es mala en sí misma. Ese niño habría quedado estupendo para cerrar la trilogía, guardándote incluso ese Binary Sunset en un momento verdaderamente trascendental. Ponemos fin a la historia de Rey y Kylo, pero el germen de los nuevos jedi vuelve a brotar... Pero esa intencionalidad en este segundo episodio de la trilogía resulta fallida, o mejor dicho, innecesaria. De hecho, alimenta aún más lo huérfano que ha quedado el Episodio IX, sin ningún tipo de “cliffhander” que motive a volver al cine en 2019 para ver el final de la trilogía. Me queda la sensación de que, con estas dos película, se podría cerrar esta etapa sin mayor problema. Otro elemento fundamental que alimenta esta sensación es el siguiente.



  • La insustancial vileza de Kylo Ren
Pongamos de ejemplo el universo Marvel, donde han brillado casi en igualdad de condiciones un amplio abanico de personajes. Ahora pensemos en los villanos. ¿Existe alguno realmente carismático, interesante u “odiable”? Quizás Loki sea razonablemente interesante, incluso el Kingpin de Netflix. Pero tras casi dos decenas de películas, ni el presumiblemente todopoderoso Thanos atisba una epicidad real que aportar a la figura del villano. Y es que llevamos unos años de sequía, en cuanto a lo que a villanos cinematográficos palomiteros se refiere. Me atrevería a decir que con la excepción de Koba (Nueva trilogía de El Planeta de los Simios), no hay muchos villanos trabajados. Puede que el universo Marvel no los necesite, pero Star Wars requiere villanos de altura.

Después de Vader, ni Lucas fue capaz de desmontar al maquiavélico Sidious, aunque estuvo cerca de borrar todo rastro de virtuosismo de su gran conspiración. Por tanto, había la necesidad de moldear algo que fuera lo suficientemente potente para esta nueva trilogía. El Despertar de la Fuerza nos vendió algo bajo un halo de misterio. El misterio está muy bien, pero sólo funciona cuando vas a ofrecer algo que esté a la altura de la expectativas que creas. Hablaré más adelante del desengaño bautizado como Snoke, pero ahora hablemos de lo importante que es criar bien a un hijo y enseñarle valores. Han y Leia han demostrado ser los prototípicos padres nefastos del siglo XXI. La clase de padres que regalan el iPhone más caro a su hijo de diez años y les brindan el poder de adelantarles por la derecha antes siquiera de aprender a llegar al final del día sin cagarse encima. Como dije antes, Abrams acertó vendiendonos un Ben Solo lleno de conflictos en su interior. Un personaje con el tormento de tener una ambigua necesidad de vincularse al lado oscuro junto a la constante seducción por la luz. En su día defendí el tema de sentirse atraído por la luz, como uno de los puntos más interesantes y prometedores del Episodio VII, ya que Kylo Ren sería impredecible en el VIII y podría ocultar un pasado mucho más complejo de lo que había en la superficie. Ahora resulta que no, que donde parecía no haber, no había nada. Ben Solo fue únicamente un niñato caprichoso con el peligroso añadido de ser muy poderoso en la Fuerza. Un pazguato imberbe que se cree el puto amo y que todos le tienen envidia. Un Froilán hecho sith con la única aspiración de alcanzar el reinado total, siendo muy muy malvado y pillándose unos berrinches del copón cada vez que algo le sale rana. Un puto niñato. Para colmo, unos padres echando balones fuera sobre su responsabilidad en el asunto: “es que el muchacho tiene mucho de Vader en su interior”. Tócate los cojones, le echamos la culpa al yayo que no ha conocido y luego, a la mínima que se pone tonto, lo internamos en la Escuela Luke Skywalker para jóvenes talentos. El padre de bares, y la madre superocupada siendo la nueva madre de la democracia constitucional. Si es que, a ver, el muchacho estaba desatendido y se echó a perder…

Ese es el villano que nos queda para el Episodio IX después de una hora de película en la que aspiraba a ser algo más. Exactamente lo mismo que ocurre con Rey, que resulta ser tan jodidamente pura e ingenua, que el el lado oscuro se la trae al pairo. No hay conflicto. Sólo dos polos opuestos en dos bandos que avivan el populismo barato con su bandera. Sólo blanco o negro, sin escalas de grises.

Pero a lo mejor es que no he entendido nada y Disney pretende darnos la puta lección de humildad de nuestras vidas, mostrándonos una visión política del comienzo de siglo junto a una crítica a la generación millenial utilizando Star Wars de trasfondo. O quizás, no...



  • Las prescindibles aventuras interraciales de "black guy" and "asiatic warrior girl"
Lo reconozco. Era muy difícil calzar a Finn en esta película. De hecho, pensaba que la solución por la que iban a optar era por dejarle en coma durante la mitad de la película, para que, cuando despertara, su ingenuo optimismo ayudara a levantar el ánimo de los desesperados rebeldes (AKA “resistentes”). Pero Disney no puede desaprovechar la oportunidad de mostrar en pantalla a una minoría étnica el porcentaje de metraje socialmente aceptado, una vez que un grupo de treinta asesores lo haya aprobado. Así que le vemos despertar chorreando bacta (supuestamente), y sin ningún tipo de herida o secuela. En su obsesión por Rey, le vemos enmascarar su preocupación bajo la realidad de su propio personaje: es un cobarde y quiere huir. Y aunque Rose le pilla y bien le acusa de ello, abriendo una posibilidad de trama interesante, pero se pasa por alto para volver a mostrar el personaje más necesario e incuestionable de la saga: Maz Kanata.

Resulta que no pueden lanzar un mensaje de SOS, pero sí que pueden contactar en directo con Maz Kanata, que está inmersa en un acrobático combate (unos dones que habrían sido extremadamente útiles en el Episodio VII cuando le tumban su castillo, pero optó por desaparecer sin más). Aquí podrían haber aprovechado para meter contexto, como que a su gremio de contrabandistas también les esté atacando la Primera Orden en su nuevo asentamiento (lo que daría una amplitud a las dimensiones del ejército de Snoke). Pero no, ¿para qué? Maz Kanata vuelve para decir que está en un “conflicto sindical” y que busquen a un descifrador de códigos que ella conoce en otro planeta para desactivar el rastreador hiperespacial de la nave insignia de Snoke.

Analicemos el plan: descubren que la Primera Orden puede rastrear los saltos hiperespaciales de la reducida flota de la Resistencia y perseguirlos constantemente, y el superplan es mandar a un soldado desertor y a una mecánica a buscar a un descifrador de códigos de seguridad (el personaje más prescindible de la saga) que acepte arriesgar su vida para colarles en un superdestructor de tecnología ajena al dominio público, no para sabotear la nave desde dentro, si no para desactivar su rastreador hiperespacial y volver a escaparse delante de sus narices, volver al crucero de la Resistencia y escapar.

Bravo.




  • Demasiado poco Luke para tanto Yoda
Casi me cago encima de miedo cuando comprendí que lo iban a hacer. Ahí venía. Esas son sus orejas. Habla del revés. Se confirmaba: nos habían colao al fantasma de Yoda.

Al final, evitarte spoilers tiene sus pros. Habían conseguido sorprenderme. No me lo esperaba. Pero la sorpresa dio paso al miedo. Algo había de raro en él. ¿A quién se parecía? ¿A la marioneta original? ¿A la marioneta del Episodio I? ¿Al pepinillo con orejas del II? ¿O al digital cercano a lo convincente del III? Pues casi diría que a todos y a ninguno, con el añadido de un aura fantasmal que desentona. Si bien, no considero que Yoda funcione mal en la película, aunque Luke vuelva a quedar como un pelele, visualmente me resultó… Extraño. A ratos parecía moverse como el Yoda original, como que el rostro quedaba un poco raro. Sin duda es de las escenas que más ganas tengo de volver a ver, para decantarme por el pulgar arriba.

Otra historia es empezar a asimilar que ahora los fantasmas jedi puedan interactuar con el mundo real convocando relámpagos, como si vinieran de Asgard...



  • El mazazo Snoke
La turra que ha dado el fandom con la identidad de Snoke. Que si era el Emperador, que si era un clon del Emperador, que si era Darth Plagueis, que si era Mace Windu en el lado oscuro, que si era un primo de Jar Jar Binks desfigurado tras un accidente de moto… Teoría arriba, teoría abajo, todo el mundo estaba atento a conocer el rol y el origen de este nuevo personaje que nos desveló El Despertar de la Fuerza. A continuación, se va a aclarar lo sucedido con este personaje mediante un mensaje de un conocido personaje Disney que habla en nombre de la compañía:
“Hola, soy el Olaf, el muñeco de nieve. ¿Os gustó Snoke? ¿Esperábais una revelación trascendental sobre este personaje? Pues no pierdas más tiempo porque es un puto looser y te lo vamos a partir en dos en tu puta cara, sin haber dicho absolutamente nada sobre él y sin aportar nada a la trama. ¡Zasca! A tomar por culo el misterioso villano surgido en las Regiones Desconocidas. ¿Sith? ¿Sectario del lado oscuro? ¿Aspirante a Emperador? Nos sudan los genitales, nosotros ya hemos cobrado. ¡Anda a mamarla! 
PD: No olvidéis comprar próximamente vuestro Bluray 3D 4KHD de Los Últimos Jedi, doble disco de lujo edición caja metálica versión fea con veinte minutos de escenas eliminadas sin CGI, de diálogos vacíos y caras de intensidad que no llevan a ninguna parte por sólo 44’95€. La edición ultra especial de 59’95€ incluye tres cortometrajes de las aventuras de Chewbacca y los porgs en el planeta Batuu y 55 minutos adicionales de una entrevista a Gwendoline Christie, hablando de la profundidad del personaje de Phasma y de cómo proyecta la imagen de una mujer fuerte e independiente.”
Gracias a Olaf por su intervención. Bien, no sé si añadir algo. El lema es: “mata a lo viejo, y conviértete en lo nuevo”, o algo así, ¿no? Vale, nos ha quedado claro. Que nos vendéis humo como a putos subnormales, también lo habéis dejado cristalino.



  • La ingenua y poco sorprendente Rey
Rey… Qué maja. La entrañable Rey. La ingenua Rey. La obcecada Rey. La autodidacta en el camino de la Fuerza Rey. La esperanzada Rey. La comprometida con la causa Rey. La defensora ultra de los jedi, una secta que hasta hace dos semanas pensaba que eran de coña, Rey. La incorruptible Rey. La sonrojada ante la visión del pecho-palomo del niñato Rey. La aburrida… Rey.

La protagonista de la nueva trilogía poco tiene ya que ofrecer en el Episodio IX. Aquí ya hemos abierto y desgranado su psique. Le atormentaba el abandono de sus padres y el no saber quiénes eran. Se enfrenta a ello en el “Pozo de Oscuridad” y no le afecta. Kylo le dice abiertamente que sus padres no eran nadie (espero que no haya mentido, porque cualquier revelación a estas alturas quedará ligeramente ridícula), y tampoco parece importarle. Esta niña nos ha salido luminosa, luminosa, hoygan.



  • Maz Kanata (otra vez)
¿Os acordáis cuando Maz Kanata, ese personaje carente de humor, carisma, coherencia o simpatía, desaparece sin dejar rastro ni explicación en el Episodio VII? Bueno… No pasaba nada con que se quedara así la cosa… Hasta podemos olvidar el pensar por qué narices tenía un sable láser que cayó al vacío en un planeta gaseoso décadas atrás. Puesto a pensar... ¿Se ha visto la mano robótica de Luke en esta película?



  • John Williams en modo piloto automático
El porculo que dí al salir de Rogue One, clamando lo necesario que es John Williams para la saga de Star Wars, tras demostrar que estaba en forma con el Episodio VII.

Pero el que no es tan necesario es el John Williams de El Ataque de los Clones, el que compone un único tema nuevo carente de fluidez melódica y el resto lo rellena con remezclas y piezas íntegras de la trilogía clásica. Para este resultado, mejor que vuelvan a llamar a Giacchino. Vaya apatía de banda sonora...



  • La extinta orden de Ren 
¿Os acordáis de aquellos jovencitos confusos que acompañaban al niñato-bien de Kylo en la visión de la purga jedi de Rey? Sí, los que cita el irrelevante y desmembrado Snoke. Sí hombres, los que venden en falso en los trailers, con sus máscaras, armaduras y armas exóticas, como si fueran el puto azote de la Orden Jedi. Esos que el Universo Expandido canónico te venden como si fuera la Guardia Real de Poniente en Juego de Tronos. Los Caballeros de Ren, esos mismos.

Pues están comiendo pistachos en un bar del Borde Exterior. Ya si eso, leeis sus desventuras en algún libro chorra de 85 páginas a 30€ que saquen esta primavera.



Pues hasta aquí, fans.

Bueno, puede que al final sí que haya sido un poco hater. Solamente añadir que quien opine que "al mal tiempo, buena cara", revise lo que se gasta en merchandising de la franquicia. Correcto, por lo que se nos cobra, tenemos todo el derecho a opinar lo que nos salga del agujero negro, ya sea bueno o malo.

Son tiempos oscuros para los fans. No para los que se atiborran de merchandising de todo tipo y se dejan embaucar por el espectáculo, esos están bien para hacer cola para comprar iPhones. Los fans, los genuinos, los que quedamos, no tardaremos en estar cansados.